Corredor: Creo que puedo aguantar.
Mente: Te quemarás. Créeme ¿Alguna vez te he mentido?
Corredor: Bueno… En realidad duele.
Mente: Exacto ¿Crees que te dolerá menos si sigues así?
Corredor: No, pero voy junto a este grupo. Puedo seguir junto a ellos. Lo sé.
Mente: Ellos son mejores. Te dejarán atrás.
Corredor: Si puedo soportar un poco más, estaré más cerca de cruzar la meta.
Mente: ¿No lo creo! ¡Nunca has llegado hasta aquí! Nunca has llegado tan lejos, nunca has ido a esta velocidad.
Corredor: ¡Pero ahora sí!
Mente: Pero tal vez más tarde será peor ¡Dudarás y te quemarás, y dolerá y te quebrarás!
Corredor: Lo sé…
Mente: Y ¿Por qué lo sabes?
Corredor: Porque tú me lo has dicho.
Mente: Y ¿Por qué hago eso?
Corredor: Para salvarme.
Mente: ¿De qué?
Corredor: De fracasar…
Mente: Y ¿Qué más?
Corredor: Me cuidas de que mi corazón se rompa.
Mente: Exacto.
Corredor: Lo sé.
Mente: Esta bien.
Corredor: No. No está bien ¡No está bien estar bien todo el tiempo!
Mente: Claro que sí. Estar bien es lo que conocemos. Es cómodo y seguro.
Corredor: Lo siento.
Mente: Te perdono.
Corredor: No he pedido tu perdón.
Mente: Has dicho “lo siento”.
Corredor: Lo siento porque esto va a doler.
Mente: ¿De qué estás hablando?
Corredor: Dejaré este grupo con el que estoy corriendo.
Mente: Bien. Eso es lo que te decía. Retrocede.
Corredor: No. Iré más fuerte.
Mente: No puedes.
Corredor: Tal vez no pueda. Pero prefiero no poder a no querer.
Mente: Podrías romperte.
Corredor: Lo sé. Pero de todas formas debo continuar.
Mente: ¿Estás seguro?
Corredor: Si.
Mente: Buenos, entonces vamos.
Corredor: ¿De verdad? ¿Así no más?
Mente: Claro.
Corredor: Pero ¿todos estos años, carreras y momentos? Cada vez, que me dijiste que debía ir más lento o retirarme. Todas esas veces que me decías que estaba asustado, que estaba loco, que me iba a romper.
Mente: Si.
Corredor: Tú siempre dudaste. Tú siempre me hiciste creer que no merecía creer en mí.
Mente: Si.
Corredor: Y ahora, tan solo por llevarte la contra, por creer en mí.
Mente: ¿Sabes que siempre has estado hablando contigo mismo?
Fuente:
Chris Bennet