En los momentos oscuros, o cuando estés camino a ellos, tu cuerpo te comenzará a hacer notar ciertas alertas: puntadas, pequeños indicios de calambre, partes del cuerpo que se duermen, el estómago dando vueltas, etc. muchos de esos serán señales de que tu cuerpo no quiere continuar, pero no porque no puede, sino porque no quiere.
A veces da la impresión que nuestro cuerpo genéticamente se ha acostumbrado en las últimas generaciones a moverse menos, a la comodidad del sillón frente a la tele, y a estirar la mano y recibir la comida. Por lo tanto, puedes considerar esto una trampa de tu otro yo (uno que esta bien adentro), intentando que te detengas. En estos momentos es donde uno se demuestra cuan fuerte es y cuanto se conoce porque hay que saber interpretar entre una señal tramposa de nuestro otro yo y una verdadera lesión o alerta que pueda dejarnos fuera de un desafío, sin poder entrenar, etc.
Así que si te encuentras en esta pelea interna con tu otro yo, mientras te vas moviendo en un entrenamiento intenso o durante los momentos oscuros de una carrera, lo mejor que puedes hacer (que no es fácil) es comenzar a poner afirmaciones positivas en tu cabeza, incluso a decirlas en vos alta, aunque parezcas un loco y te pongas a hablar solo, escucharte te funcionará, sonará más real. Grita cosas como "voy a llegar", "de acá no me saca nadie", "vamos carajo", "hasta cruzar la meta", etc. Busca mantenerte positivo, suena más fuerte que el otro yo que buscará cualquier pequeña molestia para que vayas directo al sillón, y bien sabemos que una vez que le haces caso, no hay vuelta atrás...Así que, dale para adelante porque vas a llegar.